27 ene 2011

Otra más de la Mesa de Enlace

(Editorial de Nuestra Propuesta del 20 de enero de 2011)Ante la dispersión e incoherencias de la oposición política al gobierno, que no hace lo que el poder real reclama de ella, vuelve la presión de los poderosos por medio de un nuevo embate de la Mesa de enlace, el noveno paro de las entidades agrarias patronales.

Los sectores de derecha más deslenguados hacen declaraciones ilevantables, como Macri con relación a las ocupaciones de tierras en la ciudad que gobierna, y no puede negar su elitismo fascistoide, al igual que Duhalde  presentándose como “presidentes del orden”, pero el diario La Nación constata que los candidatos no dicen que van a reprivatizar Aerolíneas, ni que no desechan utilizar reservas del banco central, ni piensan dar marcha atrás con el Fútbol para todos. En estas definiciones la oposición reconoce que “una porción de la población condena el autoritarismo, pero pretende seguir gozando las dádivas del gobierno, valora el intervencionismo estatal, la presión impositiva y la idea de la redistribución de la riqueza”, para horror del editorialista.

En consecuencia la derecha acude a los golpes de efecto, ¿qué otra cosa sino es el paro de la Mesa de enlace?


Su objetivo es instalar el agro en la agenda pública, sosteniendo que la Presidenta de la Nación reeditó el conflicto con el campo, porque de cada tres camiones uno es para el señor feudal -el Estado- según proyecta Biolcati, que quiere ocupar ese lugar, comparándose lastimeramente con los siervos de la gleba.

Este noveno paro es por la liberación de los cupos de exportación de trigo, que de hecho fueron liberados, por los grandes resultados de la cosecha. El paro no afecta a los exportadores que tienen stock, ni hay riesgo de desabastecimiento, según Biolcati Magnasco. La medida que “el campo” reclama es que el Estado no intervenga aun cuando sea en prevención de garantizar la demanda interna de pan. Lo que ellos plantean es abrir las exportaciones y eliminar cualquier traba a la comercialización, una vez más quieren acabar con cualquier regulación para obtener márgenes de ganancias ilimitados.

El gobierno ha dado créditos a tasa cero para que los productores no caigan en manos de los acopiadores, pero esto, así como muchas otras medidas para emparchar la política agropecuaria, son pan para hoy y hambre para mañana. Para la burguesía agraria, beneficiada por los precios internacionales y los altos niveles de producción nada es suficiente, para ellos el suelo les pertenece y no cuenta nada más, las riquezas deberían ser en su totalidad para ellos. Para los productores pequeños y medios los auxilios gubernamentales no son satisfactorios porque benefician básicamente a las grandes concentraciones económicas y para los consumidores, los precios de la canasta se disparan a las nubes, entre otras cosas porque los precios internacionales y la especulación afectan al mercado interno. Pero ese no es problema de los señores de la Rural.

Las modestas transformaciones que tratan de superar la etapa neoliberal menemista-cavallista de libertad de mercado hacen agua porque se requieren modificaciones radicales. En el tema de los cereales, la Junta Nacional de Granos de la época de Perón sería una medida de corte avanzado. Cuando los comunistas decimos que hay que parar la restauración conservadora, entre otras cosas estamos pensando en esto.

Y no es nuestro papel esperar los cambios, sino actuar para lograrlos.